Una nueva técnica permitirá trazar el mapa de los humanos prehistóricos



Entrada a la cueva de Vindija (Croacia), una de las cuevas estudiadas.


El ADN recuperado del suelo de cuevas, procedente de orines o heces de hace miles de años, revela qué especies humanas vivían en ellas.

FUENTE: Diario El País

Hoy es inconcebible, pero hace unos 100.000 años coexistían sobre la faz de la Tierra al menos cinco especies humanas diferentes: Homo sapiens, neandertales, hobbits de la isla indonesia de Flores, Homo erectus y denisovanos. Los científicos han hallado restos de cada especie en diferentes yacimientos, pero los fósiles humanos son tan escasos que solo es posible hipotetizar su distribución geográfica. Hasta ahora.
Un equipo internacional de científicos ha conseguido extraer ADN humano de cuevas sin huesos fósiles conocidos. La técnica abre una nueva era en la paleoantropología, al permitir averiguar qué especie humana vivía en un lugar, simplemente analizando los sedimentos del suelo. Al igual que en los colegios se estudia la evolución de las fronteras del Imperio Romano, en el futuro se dispondrá del mapa humano de la prehistoria: hasta dónde llegaba cada especie humana en cada momento.
En una cucharilla de sedimentos tomados en una cueva se pueden identificar billones de fragmentos de ADN. Apenas una minúscula fracción de ellos pertenecerá a seres humanos que orinaron, defecaron o se desangraron en la cueva hace decenas de miles de años. Por primera vez, los científicos disponen de herramientas suficientemente sofisticadas como para diferenciar ese ADN humano prehistórico de posibles contaminaciones con ADN moderno.
“Podemos intentar recuperar ADN de homininos de la gran cantidad de yacimientos prehistóricos en los que no hay restos humanos y en los que no está claro quién fabricó las herramientas de piedra que se encuentran en ellos”, propone la genetista Viviane Slon, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig (Alemania), el centro que ha liderado la investigación.

“Es una revolución en las ciencias del Cuaternario”, sentencia el paleoantropólogo Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC), en Madrid. “A 10 años vista tendremos un mapa en 4D de la prehistoria”, aventura Rosas, coautor del trabajo. Ese hipotético mapa dinámico mostraría con detalle los movimientos de cada especie humana por el planeta.


Toma de muestras en la cueva de El Sidrón, en Asturias.


El estudio, que se publica hoy en la revista Science, ha analizado sedimentos en siete cuevas de España, Francia, Bélgica, Croacia y Rusia. Mediante una especie de anzuelos microscópicos, los autores pescaron fragmentos de ADN de humanos y otros mamíferos, como el mamut lanudo, el oso cavernario y la hiena de las cavernas. En cuatro de los yacimientos, incluido El Sidrón (Asturias), los investigadores han identificado ADN de neandertales, en estratos del suelo sin restos óseos de esta especie humana extinguida hace unos 40.000 años.
“Es raro que haya un cadáver en el sitio donde vivían. Solo aparecen herramientas de piedra y restos de la fauna que se comían. Así que restos humanos hay pocos, pero sedimentos hay a punta pala”, celebra el biólogo evolutivo Carles Lalueza-Fox, también coautor del estudio. “Unos 10 centímetros de sedimentos en vertical pueden guardar la historia de 10.000 años de ocupación neandertal”, explica. Actualmente, analizar el ADN de una cucharilla de tierra puede costar unos pocos miles de euros, detalla Lalueza-Fox, investigador del CSIC en el Instituto de Biología Evolutiva, en Barcelona.
El talón de Aquiles del trabajo, según reconoce Slon, es que por el momento solo se ha buscado ADN mitocondrial, el material genético de las mitocondrias, los orgánulos que producen energía para cada célula humana. En cada mitocondria, hay unos 40 genes, frente a los 25.000 que hay en el núcleo celular. Pero como hay muchas mitocondrias en cada célula y solo existe un núcleo, el ADN mitocondrial es más fácil de localizar.
Sin embargo, existe un problema: el ADN mitocondrial se hereda de la madre, mientras que el ADN del núcleo es una combinación de los dos progenitores. Así que si una mujer neandertal tuvo un hijo con un hombre moderno, el ADN mitocondrial del niño dirá que es solo neandertal. “Esto limita las deducciones que podemos hacer sobre las poblaciones de homininos de las que hemos recuperado el ADN”, admite la genetista del Max Planck.
Antonio Rosas confía en el rápido desarrollo de la técnica. El siguiente paso, dice, será recuperar ADN nuclear de los sedimentos. “En este trabajo hemos abierto la puerta. Se puede criticar que todavía no hemos entrado en el salón, pero es que nadie había abierto la puerta hasta ahora”.

Un estudio sugiere que los neandertales fueron los primeros en colonizar América

Yacimiento en el que se encontraron los huesos de mastodonte en 1992. 


Hallados posibles rastros de presencia humana en Norteamérica hace 130.000 años
Un equipo de investigadores de EE UU y Australia asegura haber encontrado los rastros de presencia humana más antiguos de América, hace 130.000 años. Hasta ahora, todas las pruebas existentes apuntan a que los primeros colonos del continente llegaron hace unos 15.000 años.


FUENTE: Diario El País


Estas pruebas se desprenden de los huesos de un mastodonte hallado en 1992 durante la construcción de una autopista cerca de San Diego (EE UU). Según un estudio publicado hoy en Nature, los huesos del animal tienen marcas de haber sido fracturados con piedras para extraer la médula y junto a ellos se hallaron rocas que sirvieron de yunques y martillos para hacerlo. Los investigadores han aplicado sobre los huesos un método de datación basado en la descomposición de átomos de uranio que ha arrojado una fecha de 130.000 años con un margen de error de unos 10.000. Las marcas en los huesos indican que fueron rotos cuando aún estaban frescos. Según los autores del hallazgo, liderados por científicos del Museo de Historia Natural de San Diego, la única explicación plausible es que sea obra de homínidos.

“Las pruebas que hemos encontrado en este yacimiento indican que alguna especie de homínido vivía en América del Norte 115.000 años antes de lo que se pensaba”, señala Judy Gradwohl, presidenta del museo estadounidense, en una nota de prensa difundida por su institución. “Los huesos y varios dientes muestran marcas claras de haber sido rotos de forma deliberada por humanos con destreza manual y conocimiento experimental”, argumenta Steve Holen, autor principal del estudio. “Este patrón de rotura se ha observado en fósiles de mamut hallados en Kansas y Nebraska, donde otras posibles explicaciones como fuerzas geológicas o actividad de carnívoros ha quedado descartada”, añade.


Los autores no identifican qué especie del género Homo habría sido la responsable, ni si se trató de una ola migratoria fallida que llegó a América para después desaparecer sin dejar rastro en el genoma de las poblaciones actuales.

“Si son ciertos, estos resultados bien pueden significar que los denisovanoso los neandertales fueron los primeros colonizadores de América, en lugar de los humanos modernos”, reconoce Chris Stringer, investigador del Museo de Historia Natural de Londres. Esas dos especies humanas estaban presentes en Siberia hace unos 100.000 años. La primera salida de Homo sapiens de África se data en esa misma fecha, lo que haría imposible que hubiesen llegado a América 30.000 años antes.
Erella Hovers, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, señala en un comentario publicado en Nature que los indígenas del Amazonas están emparentados genéticamente con poblaciones de Asia y Australia, y estos a su vez tienen un lejano rastro genético de los denisovanos. “Esto puede apoyar al menos una entrada temprana en las Américas, pero la fecha en la que ocurrió no está clara”, añade.
En opinión de Stringer “se necesitan más pruebas de esta ocupación temprana en más yacimientos antes de que abandonar el modelo actual que dice que los humanos modernos llegaron al continente hace 15.000 años”.

María Martinón-Torres, investigadora del University College, plantea otras dudas. “Hacen falta más datos para poder atribuir el yacimiento a la mano del hombre, los núcleos y posibles yunques, si es que lo son, son herramientas bastante básicas y no muy diagnósticas del género Homo”, opina. “Si fuese Homo sapiens esperaría que sus herramientas y comportamiento fuesen más sofisticados. Solo tenemos signos de fractura fresca y posible percusión, pero ninguna marca de corte, ¿no es extraño no encontrar marcas más claras si se tratase de un humano moderno despedazando un mastodonte, por ejemplo, algún útil de piedra tallado”, explica. “Si no es Homo sapiens, y se trata de otro homínido más arcaico, entonces le estaríamos presuponiendo una sofisticación sorprendente para haber podido subir hasta Beringia o cruzar el Pacífico, algo que hasta ahora solo se le ha atribuido a los humanos modernos, más de 100.000 años más tarde y con probable conocimiento de las artes de la navegación o la domesticación de perros para el tiraje de trineos o el vestido para combatir el frío”, argumenta. “Desgraciadamente, la evidencia me parece bastante equívoca y bastante aislada”, añade la paleoantropóloga española.
Ruth Blasco, experta en procesos de fosilización del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, comenta que otra de las pruebas puede ser equívoca. Hay carnívoros que al partir huesos pueden producir lascas de hueso similares a las que harían los humanos con los percutores de piedra. “Los animales que producen este tipo de fracturación necesitan un potente aparato masticatorio, como los carnívoros durófagos, y uno de estos carnívoros al que no hay que perderle la pista en el continente americano es el lobo gigante”, advierte. En su opinión, “este estudio es un punto de partida que anima a la exploración de contextos similares en busca de evidencias claras que ayuden a confirmar la hipótesis planteada en el artículo”.




Los orígenes de la humanidad - documental completo



"Los orígenes de la humanidad": un apasionante viaje por el surgimiento y evolución del ser humano.
La serie documental, participada por TVE y producida por France TV, nos descubre el origen de los primeros humanos y recreará la evolución de la especie en tres temporadas.
Es un vieje hasta los tiempos del Homo sapiens, pasando por los Australopithecus y el Homo Habilis.














Tunga: Dos historias breves




Tunga es una obra creada en los años ´60 por Edouard Aidans para la revista Tintín, ambientada en la prehistoria. En esta oportunidad ofrecemos dos historias breves que tienen un denominador común: la lucha de los hombres con las bestias salvajes.


  


Lo que el primer dibujo de la humanidad dice sobre nosotros



Piedra con un uro grabado hace 38.000 años. 
MUSÉE NATIONAL DE PRÉHISTOIRE COLLECTIONS


El descubrimiento de un grabado con 38.000 años aleja el origen del arte en Europa

FUENTE: Diario El País

Cuando los primeros arqueólogos las encontraron, en los años veinte del siglo pasado, fueron descartadas como piedras inútiles sin valor científico. Sin embargo, una nueva investigación acaba de descubrir en aquellos fragmentos olvidados del Abri Blanchard, un yacimiento prehistórico en el suroeste de Francia, la representación de un animal más antigua de Europa. Este hallazgo, el grabado de un uro (un toro extinguido) realizado hace 38.000 años, ofrece una llave para tratar de entender el pasado más remoto de nuestra especie, sus relaciones sociales y manifestaciones artísticas. Representa también una ventana para observar el nacimiento de algo que no todos los científicos se atreven a llamar arte, pero que implica sin duda una voluntad de representar el mundo que les rodeaba.

Reconstrucción del hallazgo del Abri Blanchard.


La importancia del hallazgo reside por un lado en su antigüedad, ya que el grabado fue realizado en la época conocida como el Auriñaciense (43.000-33.000), en el Paleolítico superior, cuando los primeros Homo sapiens comenzaban a expandirse por Europa, poblada entonces por otros homínidos, los neandertales, que acabarían por desaparecer. Pero también la técnica es extraordinaria, ya que el dibujo está grabado mediante puntos, el mismo sistema que siglos más tarde utilizarían Seurat o Van Gogh.
"Tanto el estilo como el contenido muestran aspectos comunes en tres regiones diferentes, dos en Francia y una Alemania, lo que implica algún tipo de sistema de comunicaciones y de intercambio de ideas", explica el responsable de la excavación, Randall White, profesor del Centro para el Estudio de los Orígenes de la Humanidad en la Universidad de Nueva York. El yacimiento, un refugio rocoso al aire libre situado en el valle del Vézère, fue investigado en 1927. Noventa años después, el equipo del profesor White analizó los elementos abandonados y realizó nuevas excavaciones en las que aparecieron las 16 piedras con las representaciones de animales.
"Nuestro trabajo demuestra que las imágenes de Blanchard formaban parte de la vida cotidiana", prosigue el prehistoriador. "Esta gente vestía numerosos adornos realizados con dientes de animales, conchas, cuentas de marfil o pulseras. La enorme cantidad de ocre rojo encontrada en el yacimiento puede significar que se pintaban el cuerpo y el cabello. Con todo este énfasis en la representación, la presencia constante del grabado, la pintura y la escultura no representa ninguna sorpresa".
El descubrimiento en 1868 de la cueva de Altamira, en el norte de España, abrió una nueva perspectiva sobre la Prehistoria. Tras años de debates e incredulidad, quedó claro que los seres humanos que vivían hace miles de años eran como nosotros, habitantes de un mundo espiritual. Más de un siglo después, el descubrimiento de la cueva de Chauvet, en el sur de Francia, cambió de nuevo la perspectiva porque sus dibujos eran muchísimo más antiguos de lo que se pensaba.
Las pinturas encontradas en Chauvet son las más sofisticadas y complejas que se conocen, pero fueron realizadas milenios antes que las de Altamira o Lascaux, las otras obras maestras del arte parietal europeo. Entre Chauvet (unos 38.000 a 33.000 años) y Altamira (entre 20.000 y 13.000 años) existe más o menos la misma distancia que entre Altamira y nosotros. En la cueva del Castillo, en Cantabria, también existen pinturas muy antiguas aunque su datación –40.000 años– no es universalmente aceptada. Fuera de Europa, sobre todo en Australia, se han encontrado dibujos que tienen, como mínimo, esa antigüedad, algo que reforzaría todavía más la idea de que Homo sapiens y espiritualidad son inseparables.
"En el siglo pasado, los expertos pasaron de la certeza a la incertidumbre", señala Gregory Curtis, autor de un apasionante recorrido por el descubrimiento del arte prehistórico desde el siglo XIX, Los pintores de las cavernas. El misterio de los primeros artistas (Turner). "Los primeros arqueólogos desarrollaron teorías para explicar el significado de este arte. Ahora, en lugar de teorías universales sobre su significado, tendemos a obtener descripciones cada vez más precisas y detalladas. Creo que esto es bueno. No siempre es fácil ver lo que hay en la pared de una cueva. Pero no hay esperanza alguna de entender el significado hasta que sepamos exactamente lo que está dibujado o grabado en las paredes".
"El arte paleolítico se había datado hasta ahora por métodos comparativos, a partir del estilo", explica por su parte Juan M. Vicent, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y uno de los grandes expertos en la Prehistoria europea. "El acceso cada vez más generalizado a métodos de datación físico-química, incluyendo la datación directa de pinturas, está produciendo un reajuste general de las cronologías, uno de cuyos efectos es la evidencia creciente de fases muy antiguas, que aproximan cada vez más los inicios del arte al comienzo del Paleolítico superior".
Todos estos descubrimientos nos llevan a un origen mucho más remoto de lo que se había sospechado de esas formas de representación que, además de su belleza, son la única puerta que nos permite intuir el pasado de la humanidad. La inmensa mayoría de los científicos han descartado la posibilidad de entender lo significan, pero lo que muestran –casi siempre animales poderosos, manos en negativo, círculos, aunque muy pocas retratos humanos– traza hilos invisibles que llegan hasta nosotros. Como asegura Gregory Curtis, "el impulso de representar que sintieron esos seres humanos, hace 38.000 años, es una definitiva y poderosa conexión con nuestros primeros antepasados".

¿Podemos hablar de arte?

La emoción estética que provoca el arte parietal es indiscutible, incluso cuando se contemplan sus réplicas –su fragilidad hace que cada vez sea más difícil y controvertido visitar los originales–. Sin embargo, el propio concepto de arte resulta problemático. "La explosión de creatividad que parece ocurrir en el Paleolítico Superior se debe explicar, posiblemente, desde un punto de vista social", explica Juan M. Vicent, del CSIC.
"Nuevas formas de organización requieren el desarrollo de técnicas que dan lugar a algo que nosotros clasificamos como arte, que sólo es la parte fosilizada de una posiblemente vasta red de actividades, que van desde el arte corporal a los ritos funerarios". El investigador agrega: "Es una forma de hablar fundamentalmente proyectiva: cuando decimos arte estamos hablando de comportamientos que, en realidad, obedecen a funciones, básicamente sociotécnicas, no creativas o estéticas".


“Los humanos inventaron la agricultura para hacer cerveza”

La periodista Karin Bojs.


En su libro 'Mi gran familia europea' Karin Bojs hace un repaso a los últimos 55.000 años de prehistoria en Europa, desde el sexo con neandertales a la llegada de la agricultura.

FUENTE: Diario El País

La prehistoria europea escrita por Karin Bojs (Lundby, Suecia, 1959) comienza con una violación. Un encontronazo sexual entre dos especies humanas distintas sucedido hace unos 55.000 años en la región que hoy ocupa Israel. Aunque el carácter consentido o no de la relación es fruto de la especulación, el sexo entre neandertales y sapiens se confirmó experimentalmente gracias al trabajo del científico sueco Svante Pääbo. Este pionero del análisis de ADN antiguo logró secuenciar el genoma completo de la especie extinta y ahora sabemos que el 2% de nuestros genes es fruto de aquel cruce.
En su libro Mi gran familia europea (Ariel), la periodista científica Karin Bojs reúne la información más actualizada sobre la vida de los habitantes del continente antes de la aparición de la escritura. Los datos acumulados por distintos métodos de investigación, desde la arqueología más clásica a las innovaciones científicas introducidas por gente como Pääbo, sugieren que los europeos de hoy son el fruto de tres oleadas migratorias. La primera, poco después del encuentro con los neandertales en Oriente Medio, trajo a los cazadores y, probablemente, supuso la extinción de aquella especie que hasta entonces era la especie humana de Europa. Una segunda ola trajo a los agricultores desde lo que hoy es Siria y con ellos su conocimiento del cultivo de las plantas. Por último, hace unos 5.000 años, desde el sur de lo que hoy es Rusia, llegó un pueblo de pastores que trajeron consigo las lenguas indoeuropeas que ahora se hablan en Europa, los caballos y una sociedad patriarcal y estratificada.



Antes del conocimiento que ha proporcionado la secuenciación de ADN antiguo, se creía que la agricultura se había inventado en muchos sitios muchas veces.
Sí, era como una especie de dogma. A la teoría que dice que la agricultura vino de Siria con la migración de los propios agricultores que la habían inventado, que ahora parece la correcta, lo llamaban "migracionismo" con un tono peyorativo. Los hijos de la generación del 68 vivieron una reacción al nazismo. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la arqueología y la historia estuvo muy influida por los nazis y cuando llegó la reacción, fue un poco exagerada. Se rechazó todo, se negó que hubiese influencia de las migraciones o los genes, todo era cultura y sociología y afirmaban que los cazadores se reeducaron y decidieron que no querían ser ya cazadores y se pusieron a ser granjeros. Si practicas la agricultura, sabes que es muy difícil. Hacen falta muchos años para aprender a cultivar. Había una minoría de arqueólogos que quería explicar la aparición de la agricultura en Europa a través de la migración y el ADN ha probado que esta minoría estaba en lo cierto.

Pero parece que la agricultura ha aparecido en muchos lugares separados sin contacto aparente, como en América o en la India.
Eso fue un poco después y de hecho no podemos estar seguros. Lo que sí sabemos por los datos de Europa es que la agricultura llegó acompañada de los humanos que la conocían y migraron con ella a través de grandes distancias.

En su libro también habla de la hipótesis que plantea que la agricultura se inventó, entre otras cosas, para producir bebidas alcohólicas.
Arqueólogos alemanes han encontrado en un lugar llamado Göbekli Tepe, en la parte este de la actual Turquía, copas y grandes cubos del tamaño de una bañera donde han visto enzimas que serían restos de la fabricación de cerveza. Ellos están convencidos de que había un culto en este lugar levantado por culturas tardías de cazadores. La gente llegaba desde muy lejos, hasta cientos de kilómetros de distancia, con el fin de reunirse allí para celebraciones. Estos arqueólogos creen que el consumo de cerveza era una parte importante de esas celebraciones y eso tiene sentido. No creo que comer gachas fuese un impulso lo bastante importante como para comenzar una nueva cultura y un nuevo estilo de vida.
Los granos ya eran parte de la dieta durante muchos años antes de la aparición de la agricultura. Recogían trigo y cebada, eso era parte del proceso, pero si de repente necesitas grandes cantidades de grano para producir cerveza creo que es un incentivo interesante. La agricultura por supuesto fue un proceso muy complicado y también tiene que ver con el cambio climático. Hubo un cambio climático muy brusco cuando acabó la última glaciación y Oriente Medio se volvió más húmedo y facilitó el cultivo. Si habías probado a cultivar algunas plantas, estabas en el lado ganador cuando se produjo ese cambio de condiciones.

Algunos científicos plantean que adoptar la agricultura fue el peor error de la humanidad, que empeoró sus condiciones de vida. Usted discrepa.
No me gusta esa idea. Creo que hay varios divulgadores científicos que también insisten en que la agricultura fue una catástrofe y que los cazadores vivían en un estado feliz y natural, y que la agricultura y la ganadería fueron una catástrofe. Creo que es una forma demasiado simple de analizar el cambio. Si miras a la prehistoria hay subidas y bajadas del nivel de vida, en el periodo de los cazadores y en los periodos de la agricultura. Como otras invenciones no es algo que surgiese de una decisión premeditada. Se trataba de ir resolviendo pequeños problemas en la vida de aquellas personas. Por ejemplo, la cerveza pudo surgir así. Sabemos que te puedes poner un poco achispado si tomas una sustancia, y los agricultores lo hicieron. Y luego pensaron en producir más de eso que les gustaba y para hacerlo necesitaban cultivar. Y así se acumularon muchas soluciones a pequeños problemas prácticos que acabaron por producir una gran transformación.

En su libro considera probable que nuestra especie tuviese un papel importante en la extinción de los neandertales, pero habla de una convivencia pacífica entre la primera oleada de cazadores que llegaron a Europa y la de los agricultores.
Como la arqueología solo nos ofrece algunos vestigios, no se puede saber seguro, pero no hay hallazgos que indiquen que había grandes enfrentamientos. Tiene sentido, porque si eres un cazador necesitas animales para matar o peces para comer. Si eres un granjero, necesitas un buen suelo. Parece que ellos convivieron bien. Al cabo de un tiempo, hubo una fusión. Los cazadores y los agricultores se encontraron y tuvieron hijos. Y eso lo puedes ver muy claramente en España.
En España vivía una población de cazadores y después llegaron los agricultores. Llegaron en barco a través del Mediterráneo, hace unos 7.000 años, y se puede ver que después de cierto tiempo se fusionan. La población vasca de España, y eso se ve también en su ADN, son todavía los nietos de esta fusión, de la primera ola, los cazadores, y la segunda, los agricultores, pero no de la tercera ola, la que trajo las lenguas indoeuropeas. Ellos hablan euskera, que no es una lengua indoeuropea. Quizá el euskera es como un vestigio de una antigua lengua de los agricultores.

Australopithecus afarensis: El jugador inesperado


Las huellas más antiguas que se conocen del primer antepasado del hombre, el australopithecus afarensis, fueron descubiertas en Laetoli, Tanzania, en el transcurso de un partido informal de fútbol (con una boñiga de vaca como pelota), con el que se divertían los miembros de una expedición científica. Uno de los antropólogos cayó rodando por un terraplén y, paradójicamente a cuatro patas, se topó literalmente de narices con la prueba de que hace 4 millones de años el hombre andaba erguido.


Murieron hace 6 mil años, pero siguen abrazados



¿Quién dijo de que el amor es sólo un invento reciente y de los "romanticos". En 2007, arqueólogos encontraron dos esqueletos del período neolítico en Mantua, la misma ciudad donde “Romeo y Julieta” desarrollaron su legendaria historia de amor.

Los restos estaban tiernamente abrazados, precisamente en la ciudad donde William Shakespeare ambientó la tragedia amorosa más famosa en la historia de la literatura. Enterrada hace entre 5000 y 6000 años, se supone que la prehistórica pareja estaba formada por un hombre y una mujer, y que falleció en su juventud, pues sus dientes estaban intactos, dijo Elena Menotti, la arqueóloga que encabezó las excavaciones. Menotti expresó que es la primera vez que "oyen acerca de entierros dobles en la época neolítica o de una pareja abrazada en la muerte". 
No obstante, esta hipótesis está aún por confirmarse. Otra de las que se barajan es que él habría fallecido de forma natural y que ella habría sido sacrificada para, posteriormente, ser enterrada junto a él.
Los "Amantes de Valdaro", como ya han sido bautizados, se han recuperado sin ser separados, y así fueron colocados en el Museo Arqueológico Nacional de Mantua.
Lo insólito de la historia no es que los cuerpos se encontraran en las proximidades de la ciudad dónde William Shakespeare ambientó su famosa tragedia de amor adolescente, ni tampoco que sea uno de los pocos entierros dobles conocidos de época neolítica. Lo realmente curioso y novedoso, según los autores del hallazgo, es que los miembros de la pareja fueran enterrados abrazados y enfrentados.
Luca Bondioli, antropólogo del Museo Etnográfico y Prehistórico de Roma, confiesa que el hallazgo “tiene un valor más emocional que científico”, aunque también asegura que confirma que la concepción sobre la muerte en el ser humano no ha cambiado mucho en seis milenios.”


Homenaje al primer sacerdote


Llueve a cántaros desde hace un mes. Truenos y relámpagos hacen que la tormenta la sufran como una maldición. En el interior de una caverna el hambre, el frío y el miedo se dan un fuerte abrazo oprimiendo a un grupo de veinte humanos que lucha por sobrevivir.

Por Rubén Reveco, licenciado en Artes Plásticas

Los cuerpos se amontonan para darse calor. Algunos se asoman temerosos a la pequeña abertura de la caverna. El peligro es inminente: si sigue la lluvia el agua los inundará. Está la posibilidad de escapar montaña arriba pero los peligros de quedar expuestos al ataque de las fieras los hace desistir. Sólo resta esperar a que la tormenta cese.
Los ancianos y los niños son los primeros en morir. Los sobrevivientes -como lo han hecho desde siempre- sacan sus cuerpos y los dejan expuestos a la intemperie y a la voracidad de los animales carroñeros. A pesar del ruido que provoca el agua al caer, puede escucharse  a las fieras que se pelean al devorar los cuerpos.
El fuego hace días se ha apagado por falta de leña seca. Los felinos pululan alrededor a la espera de que desde el interior de la caverna les tiren otro cuerpo sin vida o moribundo.
Los hombres no saben qué hacer. Se miran con cara de antropófagos, pero los cuerpos muertos de sus semejantes no les apetecen.
Esa noche habían muerto dos más. Un niño y una mujer fueron colocados cerca de la entrada a la espera de que alguien se atreva a sacarlos a la intemperie, pero nadie quería salir. El último en hacerlo no había vuelto. Entonces quedaban ahí, como dormidos e ignorados. De algún modo todos estaban muertos o pronto lo estarían de verdad.
Pasaron dos días más, las escuálidas provisiones se habían acabado, la lluvia que se detenía a veces por un par de horas, arreciaba después con mayor ímpetu. Cierta apatía se había apoderado del grupo. Nada los movilizaba, nada los hacía reaccionar, nada podían idear sus mentes que les hiciera superar ese trance. Y ahí estaban, a la espera del irremediable desenlace.
Un repentino cambio del viento, inundó a la caverna de la nauseabunda pestilencia que emanaba de los cuerpos muertos. Y fue en esa peor circunstancia cuando uno de los hombres activó su capacidad de reacción. En ese instante, y no en otro, fue cuando surgió de entre las sombras su figura – quizá el mayor de todos los que quedaban – en actitud resuelta de idear una solución. Con una rudimentaria herramienta comenzó a cavar en la tierra húmeda. Los otros lo imitaron creyendo que de esa forma entrarían en calor y no se equivocaron. Sólo que cada uno cavaba por su cuenta y en diversos lugares. No habían comprendido la intención que movilizaba a ese hombre que con gestos los invitaba a aunar esfuerzos en un solo lugar. Al rato, jadeantes, lograron abrir un gran orificio en la tierra. Algunos pensaron que esa sería una buena salida por donde escapar.
Entonces el hombre tomó de un pie a uno de los muertos y lo dejó caer. Recién ahí el resto comprendió de qué se trataba y taparon la fosa con tierra con los dos cuerpos en su interior.



Ya había aclarado y no llovía. El hombre, con una mezcla de satisfacción y dolor, profirió un fuerte grito que estremeció a todos los presentes y sorprendió a las fieras cercanas. El resto comenzó a hacer lo mismo y algo extraordinario sucedió en ese instante: de entre las nubes salió el Sol. Los gritos se transformaron en risas y llantos. Los que todavía estaban en la caverna, salieron tapándose los ojos. El Sol enceguecía y volvía a ofrecer su agradable calor.
Interpretaron que al ocultar los cuerpos bajo tierra el astro estaba satisfecho. Ya no llovía y eso significaba que volverían a tener nuevas oportunidades.
Se había concretado un emergente ritual liderado por un hombre que dominaba las fuerzas ocultas de la naturaleza. Y si bien, la vida y la muerte seguían de la mano, desde ese momento contaban con un aliado que brillaba en lo alto y con un intermediario que dominaba entre ellos. Había nacido el primer sacerdote.


Láminas de la infancia


De niños quién no pegó figuritas en álbumes temáticos. Desde comprar el álbum, las figuritas hasta el intercambio con amigos pasaron muchos años felices de nuestra infancia. 
Un blog amigo realizó en hermoso trabajo de rescatar uno referido a todas las diferentes civilizaciones. Nosotros reproducimos la que más nos interesa: la Prehistoria.

"Según estudios recientes, el hombre apareció en la faz de la tierra cerca de un millón de años atrás. Cuando apareció, plantas y animales existían desde hace millones de años. El hombre es por lo tanto una criatura relativamente reciente. Pero la prehistoria la fechamos desde la presencia y la actividad del hombre y la dividimos por lo tanto en la Edad de piedra, la Edad del bronce, la Edad del fierro, tomando como referencia los materiales que ellos usaban para construir sus propios utensilios. Este primer hombre era muy distinto de nosotros, no pertenecía ni siquiera a nuestro tipo de humano y por contrario estaba dotado de una inteligencia desarrollada para compensar su debilidad física y superar las dificultades de un clima hostil, selvas y animales feroces que se oponían a ellos diariamente.
Varias razas de nuestros primitivos antepasados se sucedieron en milenios. Entre las más antiguas recordamos aquella definida del “hombre de Pekín”, vivida probablemente cinco o seis mil años atrás, individualizada en base a restos descubiertos precisamente cerca de Pekín en el año 1929, mientras que la más reciente es la del “hombre Neandertal” vivida hace 150.000 años atrás. Contamos, en las series de láminas reunidas en este capítulo, el desenvolvimiento de la vida del hombre en la prehistoria, hasta la invención de la escritura, hecho que caracteriza el paso a la historia." 

Mampato y Ogú en El Palito Mágico



Una aventura más de nuestro entrañable y querido Mampato. No todas las páginas están scaneadas en óptima calidad, pero era una historia que no podíamos seguir postergando. Aquí va!




El canibalismo en el paleolítico no era solo por motivos nutricionales


De acuerdo a la investigación de científicos, los músculos esqueléticos humanos aportan unas calorías similares a las de otros animales de peso y tamaño similar, sin embargo entregaban menos calorías que los músculos de otros animales mayores que podían encontrarse en el paleolítico.

Los episodios de canibalismo en el paleolítico podían tener motivaciones distintas a la utilidad “nutricional” del consumo de carne humana, según un estudio que publica hoy la revista Scientific Reports.
El investigador de la Universidad de Brighton (Reino Unido) James Cole ha calculado el valor energético del cuerpo humano, a fin de determinar el provecho nutricional del canibalismo en comparación con el consumo de otros animales.
El trabajo sugiere que los músculos esqueléticos humanos aportan unas calorías similares a las de otros animales de peso y tamaño similar.
Aporta, sin embargo, menos calorías que los músculos de otros animales mayores que podían encontrarse en el paleolítico, como el mamut, el rinoceronte lanudo y algunas especies de ciervos.
“Esto puede indicar que las razones que llevaban a la antropofagia entre homínidos quizás no eran puramente nutricionales”, señala el estudio.
El autor afirma que un amplio rango de especies de homínidos han practicado el canibalismo desde, al menos, el pleistoceno temprano, si bien subraya que “no todas las poblaciones de homínidos” lo practicaron.
El número de restos fósiles del paleolítico que apuntan a prácticas caníbales son “relativamente pocos”, aunque “dada la naturaleza dispersa del registro fósil, “el hecho de que exista alguna evidencia de canibalismo lleva a inferir que ese comportamiento quizás era más común de lo que se cree entre las poblaciones prehistóricas“, dice Cole.
El estudio publicado en Scientific Reports se basa en el cálculo de la cantidad de calorías que aporta el cuerpo humano a partir de la composición de grasa y proteínas de cuatro hombres adultos modernos.
El autor advierte de que los datos no son directamente extrapolables a las especies distintas al homo sapiens de la prehistoria y subraya que el número de calorías podría variar en otros supuestos.
En el caso de los neandertales, el valor nutricional del músculo esquelético podría ser mayor que el calculado, dado que contaban con mayor masa muscular.

FUENTE: Agencia EFE

Tunga: El Desafío



Tunga es una obra creada en los años ´60 por Edouard Aidans para la revista Tintín, ambientada en la prehistoria. En esta oportunidad ofrecemos una historia breve que tiene un denominador común: la lucha de los hombres con las bestias salvajes.



El guardián del fuego